Como pactaron Daniel llego a Irlanda en octubre, no le costó gran dificultad llegar al lugar, era un lugar que se veía discreto desde afuero, pero adentro estaba lleno de un ambiente colorido, no era un hostal muy grande, pero si era acogedor.
Había un dormitorio especial para voluntarios que compartió con diferentes voluntarios durante su estancia, varios que no sabían inglés, con gestos o señas al final lograban comunicarse.
Daniela estaba prepara para limpiar y arreglar camas, pero Philiph su anfitrión tenía en mente otras tareas para ella, había leído en su perfil que sabía un poco sobre redes sociales y diseño gráfico, así que le propuso que le ayudara con la estrategia de marketing del albergue, una increíblemente oportunidad para crecer de forma profesional.
Así transcurrieron los dos meses, Daniela cada vez se adaptaba más a este estilo de vida, compartir cenas con su anfitrión, caminar en la playa o ir a los bares cerca del albergue, en ese momento Daniela se dio cuenta que no quería irse del lugar.
Sus anfitriones sintieron lo mismo, Daniela tenía el plan de pasar las fiestas en Barcelona, así que le propusieron volver en enero de nuevo a su albergue, así es como duro 11 meses haciendo un voluntariado, tenía planeado dos pero el destino le cambio los planes.
Quiero compartir contigo este fragmento de su experiencia que siento que está cargado de emociones:
“Sin embargo, la parte más valiosa de mi tiempo en Irlanda del Norte no provino de las experiencias de Instagrammable, sino de las pequeñas cosas que me hicieron sentir como un local.
Disfruté saludando al cartero todas las mañanas o descubriendo que el barista de la cafetería conocía mi orden habitual. Aprendí un par de canciones tradicionales irlandesas y las cantaba todos los jueves por la noche en el pub, e incluso comencé a usar algo de jerga local en mi vocabulario diario. Tomé té y galletas con la madre de Philip, aprendí a hornear pan de soda e incluso me gustó el desayuno irlandés. Aunque siempre le agregué un poco de salsa picante.
Sí, mi trabajo en el programa de Irlanda no resultó exactamente como lo planeé. Sin embargo, creo que esa fue exactamente la razón que lo hizo aún mejor. Fui a Portrush en busca de una nueva experiencia, y regresé con nuevos mejores amigos, una familia adoptiva y un segundo hogar.”
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